sábado, 18 de diciembre de 2010

Impresionismo, un nuevo Renacimiento

La fundación MAPFRE, el Instituto de Cultura y el Musee d'Orsay nos acerca a la eclosión de la modernidad manifestada en su exposición “Impresionismo, un nuevo Renacimiento”. Dicha exposición reúne, por primera vez en España, las obras maestras de los artistas más destacados de la época como Monet, Sisley, Pissarro, Cezanne y Renoir entre otros.
Se podrá ver desde el 15 de Enero hasta el 22 de Abril en el museo de la fundación MAPFRE de Madrid.
Una visita contextualizada en el siglo XIX, tiempos de la guerra Franco-prusiana y los sucesos de la comuna de Paris. Estos hechos cambiaron la realidad geopolítica de Europa, la mentalidad de la época y la forma de ver el arte.
Guiados por las obras del pintor parisino Edouard Manet y apoyado por artistas del mismo movimiento pictórico, observamos el afán por plasmar el cambio que se estaba viviendo mediante distintos lenguajes en sus pinturas caminando juntos hacia la modernidad.

Critica:

Un total de 90 obras maestras de pintores impresionistas franceses están reunidas en dos plantas de la fundación MAPFRE. Esta muestra abarcan 20 años, desde la presentación de “El Pínfano” de Manet (1866) en el Salón Oficial de Paris hasta la última presentación que hizo este pintor en 1886 en dicho Salón Oficial. Así observamos una evolución en el artista que cada vez se centra más en captar la expresión de manera natural.
En nuestro recorrido por el museo comenzamos por “El Pínfano”, calificado como sencillo por la Academia y a duras penas aceptado en el Salón Internacional de París, pese a no cumplir con los requisitos, gracias a la ayuda de Émile Zola. En él notamos la influencia que causaron españoles como Velázquez o Goya, basándonos en la estética oriental, tradicional-moderna de la obra donde el personaje principal, el músico, está centrado y se sustituye al público de Valladolid por una línea sutil que causa una bidimensión - como hacía Velázquez. Este último autor español creo “El Infante Don Carlos”, muy parecido al realista y detallado cuadro “La Dama del guante” de C. Durán.
Manet tiende a analizar psicológicamente todas sus obras, visible en “Madame Manet” y su reflejo en el espejo concentrando la vista en lo importante, dejando el fondo con colores sobrios.
Un taller en Batignolles” de Henri Fantin-Latour es una perfecta representación de la unión de Manet con todos los jóvenes artistas como Renoir, Zola, Bazille y Monet. Resaltamos el gusto del autor por incluir el cuadro dentro del cuadro y que los franceses entendidos calificaban a los artistas como fantoches, de ahí su seria pose en el retrato. Aquí vemos la unión tanto de amistad como de profesión y fines, llegar a ser reconocidos y expuestos en el Salón Oficial de Paris.
Seguimos el recorrido por la historia de la pintura Impresionista y encontramos “El taller de Bazille”. Muestra una escena mas animada, donde nadie posa. En él aparece Manet enseñando. El autor de esta obra, Bazille, retrató a Renoir y viceversa en unos curiosos cuadros que muestran así la complicidad entre pintores.
La urraca” de Manet, fue pintado al aire libre, rápidamente, abocetada, jugando con los contrastes, nubes y sombras.
Al pasar las guerras se reanudo la actividad del Salón de Paris y evolucionan sus exposiciones hacia el modernismo. Se necesitaban unos requisitos no reconocidos pero por todos conocidos para poder entrar en él.
Después de mucho tiempo intentando entrar en el Salón Oficial de Paris, al final utilizan a la pintura española y la estética japonesa como vehículo para conseguirlo. Posteriormente clasificarán este movimiento como modernista.
Tras la conmoción vivida de la postguerra franco-prusiana aparecen en el Salón de Paris obras representativas de ese hecho histórico como “El globo” y “La paloma” de Puvis de Chavannes, las cuales esconden similitudes con lo ocurrido. Clarín, más realista, muestra la Semana Sangrienta.

Al campesinado se le representaba en las obras con respeto, el tema del desnudo en “El nacimiento de Venus” era tratado dentro de un contexto de temática mitológica.
Degas se atrevió a representar el mundo de la danza mediante la técnica del espacio vacío y animando a los demás con su obra “La clase de danza”.
Curiosidades de la vida hicieron que Monet fuera objeto de burla por “Los pavos”, un tema tan banal ahora admirado por todos.
Pissarro y Cezanne aprendieron el significado del impresionismo, enfatizan la solidez estructural, sus líneas definen la composición, utilizando pinceladas densas con espátula, al contrario que los clásicos.

La exposición al igual que se abrió, cierra con el innovador y extraño ecléctico que tuvo un papel importante, no solo en la modernización de la pintura sino también en los jóvenes seguidores suyos, Manet.
Tras esta evolución, Manet triunfa en los 80 en todos los círculos, tanto intelectuales como artísticos. Una cualidad pictórica marcada también por su enfermedad de origen sifilítica que le encierra en casa, dejándonos para el final cuadros curiosos como el regalo a un cliente que le pago de más al comprar su cuadro como ayuda al autor que lo agradeció con un pequeño cuadro que completaba al “Manojo de espárragos” y un texto: a ese manojo de espárragos le falta uno, “El esparrago”.
Como conclusión vemos la evolución en la pintura de Manet, quien se deja impregnar por el impresionismo pero no se considera partícipe de ese movimiento.

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