sábado, 18 de diciembre de 2010

Círculo de Bellas Artes

Una vez existió un hombre que quiso verlo todo desde un barco, como si estuviera en la mar, rozado por la brisa con ese olor especial y sin nadie alrededor. La vida se encontraría a sus pies. Este hombre se hacía llamar Antonio y se convertirá en el Capitán de la embarcación que iba a crear.
Así construyó un navío en su propio océano. Tardó años en hacer ese pequeño hogar. Trabajo duro, cubierta tras cubierta hasta llegar a 8, poco a poco se le iba agotando el presupuesto pero logro acabar su obra, una labor ardua y compleja aunque satisfactoria.
Orgulloso de su barco lo presento al mundo. Con él surcaba las aguas españolas iluminándonos el oscuro fondo marino.

Esa embarcación era una ciudad en miniatura donde podías descubrir lo que escondían todas las ciudades de su entorno, el saber se encontraba dentro, allí se paraba el tiempo y podías pensar, estudiar, cultivar tu mente y aprender sin darte cuenta, solo estando allí.

La cubierta principal cuenta con una superficie eslora por manga de 780 m2 que aumenta conforme bajamos las plantas del barco. Todo ello custodiado por la Diosa Minerva, patrona de la sabiduría situada en la proa, mascarón que con los brazos abiertos hace camino entre las olas acogiendo a todos los que quieran entrar como si del Juan Sebastián Elcano se tratase, atracado en el puerto de “Banco de España”
Puente de mando (Azotea CBA).
Junto a ella el puente de mando azteca, llamada torre de los estudios, usada como taller de grabado, pintura y cerámica por los oficiales de puente, el piloto y el oficial de comunicaciones.

Bajo la cubierta principal se encuentran los talleres de donde nace el producto de las horas pasadas en el barco. Más abajo, a la altura de la linea de flotación, encontramos los iluminados camarotes de Valle-Inclán, María Zambrano y Ramón Gómez de la Serna. En la 4ª planta, aún en obra muerta, esta la suite del Capitán Palacios, con una fuente central, sala de brillar y un salón de columnas. Llegando a la obra viva nos encontramos una gran biblioteca para el uso de la tripulación y una sala de juntas. En la 2ª planta está la sala de baile y el teatro Fernando de Rojas. Tras pasar por el camarote del principal socio de la embarcación, Picasso, llegamos a la última planta -que no la menos importante, todo lo contrario-. Es el lugar de acceso de todos los marineros que al entrar se cruzan con el camarote de Goya, que recoge la historia del arte paralela a la actividad del navío. Siguiendo en esta planta baja, accedemos a la modernista cafetería donde la poetisa griega Safo, recuperada de las aguas del Jónico, recibe a todo el que entra. En este lugar podremos ver la vida de los escamados animales acuáticos aleteando por las calles de su ciudad, gracias a la indiscreta cristalera con vistas a “la pecera”, la vida en lo más profundo del océano.
Mas abajo esta la zona oscura, intima... es la bodega donde encontramos el cine estudio al lado de los camarotes de Juana Mordo y Minerva, quien guarda los trabajos del arquitecto Capitán. Todas las plantas están unidas por una escalera que hace de quilla, por donde se pasean los mas celebres ejemplos de conocimiento actual.
Desde abajo no podemos ver su grandeza, solo los maravillosos relieves del forro exterior.

El lugar preferido por el Capitán, desde donde paraba el tiempo, haciéndolo eterno viendo así su sueño hecho realidad, era la cubierta, lo más alto y cercano al cielo, desconocido por muchos y apreciado por otros. Es tranquilo, ninguna ola te impedirá ver las montañas que van desapareciendo en el horizonte, tras la niebla.
Ecosistema marino desde la cubierta principal (Palacio de comunicaciones, esquina Calle Alcalá con el Paseo del Prado).

Antonio ve el atardecer mientras siente el aura en la cara y piensas la fortuna que tiene de vivir en un lugar como ese donde el mundo se parte en dos, la misma proporción de cielo como de tierra; 360 grados de historia antigua y moderna, lo viejo y lo nuevo de este mar de casas y movimientos. Un conjunto de olas aunque feas y tristes, admirables, emocionantes y revividoras. Unas ondas en las que brillan los reflejos del sol. A través de ellas se reproduce día a día la vida de sus habitantes, los efectos de las estaciones, las distintas especies, monumentos... de este gran océano situado en el centro de España que se hace llamar Madrid.

Una vez, existió un hombre que quiso verlo todo desde un barco, como si estuviera en el mar, rozado por la brisa con ese olor especial y sin nadie alrededor. La vida se encontraría a sus pies. Este hombre fue Antonio Palacios quien iluminaba así la céntrica capital española, guiando pues a los madrileños. A ese buque lo llamó Círculo de Bellas Artes.

Antonio Palacios era un arquitecto pontevedrés. Creador del Palacio de Comunicaciones y el Banco del Rio de la Plata entre otras obras, con un personal estilo monumentalista.
El CBA fue creado entre 1919 por este arquitecto. Es una ciudad en miniatura con una clara referencia a los transatlánticos en cuanto a su estructura. En este centro multidisciplinar privado se desarrollan todo tipo de actividades culturales e intelectuales. Contiene un patrimonio artístico con más de 1.200 piezas de arte, valioso mobiliario, revistas de temática artística, documentos históricos y una biblioteca especializada en historia y teoría del arte, pensamiento y poesía.
Su azotea es escenario de innumerables fiestas, reuniones y actuaciones, sobre todo con el buen tiempo. Una terraza digna de ver, desde la que podremos divisar hasta dónde ha llegado el ser humano.

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